Planteémoslo como una pregunta de debate. Las cebras no sufren ulcera de estomago. ¿Pero por qué? ¿Tienen un estomago mas fuerte? ¿Sera por su dieta vegetariana? Nada de eso. Es una pregunta relacionada con el tema que nos toca hoy: el estrés. El estrés y las consecuencias negativas para el organismo, como en este caso extremo, una ulcera. Pero eso plantearemos la pregunta: ¿Qué es el estrés? ¿Cómo lo sufres? ¿Y cómo reacciona tu cuerpo ante él?
Mientras nos relajamos después de un largo día de trabajo, aprendamos un poco más sobre lo que ha considerado uno de los peores males de este nuevo siglo.
¿QUE ES EL ESTRÉS?
Antes de definirlo, eliminemos falsos mitos. El estrés no es ni una enfermedad, ni la consecuencia de una mala vida. El concepto del estrés aplicado a nuestra salud proviene de la física. Se refiere a “la resistencia de un cuerpo a una presión externa”. Dicho de otro modo, cuanto aguanta un cuerpo sometido a presión hasta que colapsa. Esa es la definición que aplicamos también desde la psicología y desde la salud en general.
A pesar de sus consecuencias en la salud, el estrés es una respuesta natural del organismo ante los estímulos externos. Nos ha posibilitado la supervivencia en entornos hostiles. Por eso, la filogenia ha querido que heredemos de nuestros antepasados esta capacidad para alterar nuestras capacidades ante estímulos inesperados.
¿QUÉ NOS PROVOCA EL ESTRÉS?
Las presiones externas que nos producen estrés los conocemos como “estresores”. Pueden ser por ejemplo: enfrentarse a un examen, una riña de tu jefe, que se acumule mucho trabajo y poco tiempo para hacerlo, un atasco en la carretera, el ruido de la calle… Aunque también podemos ser mas bestias y nombrar un accidente de coche, estar en un país en guerra, o cualquier catástrofe natural. Son sucesos que pueden ocurrir a lo largo de nuestra vida, del cual tenemos muy poco o nulo control sobre él, pero si nos perjudica.
Podemos definir dos tipos de estresores:
• Fastidios cotidianos.- Seguramente seras capaz de identificarlos fácilmente en los ejemplos anteriores. Son ¿POR QUÉ LAS CEBRAS NO SUFREN ÚLCERA?
Todos hemos visto (aunque sea de pasada) algún documental de naturaleza. Todos hemos visto cómo viven las cebras en la sabana africana. Parece una vida tranquila. Todo el día paseando, pastando, jugando al tres en raya…
Sin embargo, a pesar de esta vida tranquila, están rodeadas de peligros constantes: amenazas de depredadores como el león o el guepardo, otros animales peligrosos como los hipopótamos o los elefantes… No están tranquilos ni a la hora de beber en un río (cocodrilos).
Por esta regla de tres, las cebras deberían de sufrir más estrés que nosotros, los humanos. Pero no. Sufren el justo y necesario. El que deben de experimentar sólo en las situaciones de huida o de defensa de sus crías.
La cebra no está constantemente pensando en los peligros que le rodean. Solo se percata de ello cuando percibe que tiene un león cerca. Es entonces cuando empieza a activarse. Cuando realmente ve al león salir de la maleza, entonces es cuando empieza su carrera por la supervivencia. Su cuerpo tiene que ser un hervidero de adrenalina y anodynina (sustancia que calma el dolor) mientras huye de su depredador. Cuando el león se cansa de correr y desiste para centrarse en otra víctima más fácil, es cuando la cebra puede parar y descansar. Fuera de peligro, su cuerpo tiene todo el tiempo del mundo para poder restablecer el equilibrio y así, volver a su vida normal.
La cebra sufre un estrés intenso. Pero no dura mucho y tampoco es muy frecuente. Por lo que su cuerpo puede recuperarse después de cada episodio. En su caso es muy fácil. Sufre de estrés y se recupera pronto, o muere en el intento. Ahí está la respuesta a esta pregunta.
A pesar de que no vivimos en la sabana africana, y que ahora nuestros depredadores naturales son tan diferentes de lo que fueron los tigres y leones de la selva, el mundo moderno nos pone a prueba de resistencia cada día. Nada puede “curar” el estrés. Pero si lo podemos afrontar con mejor cara. Tomándonos las cosas a su justa medida y saber tomarnos nuestro tiempo libre como “válvula de escape” de toda la tensión acumulada son solo algunos de los infinitos consejos que se pueden dar para aliviar nuestro cuerpo del estrés.
Así que ya sabes. Si te sientes muy desbordado por el estrés del día a día, hazte cebra. Te recuperarás antes del estrés. Pero te comerán antes.
La cuestión inicial está planteada también en el libro del mismo título: Por qué las cebras no tienen úlcera de Robert M. Sapolsky. Es un título que analiza en profundidad el estrés y todas sus consecuencias en el organismo. Si no quieres quedarte a rayas, ya sabea a dónde acudir.
sucesos fastidiosos y molestos que nos pasan a lo largo del dia. No son muy intensos, pero si son muy continuados y constituyen la principal causa de las enfermedades inducidas por el estrés.
• Sucesos vitales.- Son sucesos (anteriormente he puesto ejemplos traumaticos, pero un suceso vital puede ser por ejemplo también el incorporarse al primer puesto de trabajo, tener un hijo o casarse) que no son tan frecuentes que ocurran en nuestra vida, pero que marcan significativamente por su efecto mas intenso. La reacción emocional ante estos estresores son muy fuertes, pero al ser menos frecuentes, hay mas margen de tiempo para poder recuperarse de ellos. Puede que esta expresión de recuperación no te quede claro ahora. Pero tranquilo, lo explicaremos más adelante.
“si se analizan los ciclos cardiacos de una persona, no se puede apreciar la diferencia entre si una persona acaba de matar a otra o ha tenido un orgasmo.”
¿CÓMO VIVIMOS EL ESTRÉS?
Da lo mismo si a lo largo del día te riñe tu jefe, o si vas andando por la sabana y te persigue un mamut de 500 kilos. La reacción de tu cuerpo ante ambos estresores es la misma. no importa el estimulo que apliques para afrontar el estrés. Importa el cómo te lo tomes y como te enfrentes a ello.
• Nivel cognitivo (ideas).- Nuestra mente, ante una situación inesperada, puede interpretarla de dos formas: o es una situación insignificante que no nos plantea nada nuevo, o es una “situación amenazante” que posiblemente ponga en riesgo nuestra integridad, de una forma u otra.
• Nivel fisiológico.- En caso de detectar un peligro, nuestro cuerpo empieza a reaccionar. Se acelera el ritmo cardiaco, segregamos adrenalina, se tensan nuestros músculos y aumenta la tensión sanguínea, aceleramos la respiración, etc. Esto prepara a nuestro cuerpo para tomar dos decisiones ante este nuevo problema: o huimos, o nos enfrentamos a la situación.
• Nivel emocional.- Independientemente de la decisión que tomemos, las reacciones físicas nos harán experimentar inquietud y mucha preocupación. Mas resumido, “ansiedad”.
• Nivel conductual (comportamiento).- Ya nos colamos en este nivel hablando de cómo se comporta nuestra fisionomía ante esta situación estresante. Podemos emprender una respuesta de huida (salimos de la situación lo antes posible), o nos enfrentamos a la situación (plantamos cara y pasamos por encima). Nuestra decisión dependerá de lo preparados que nos sintamos ante esta situación, nuestra manera común de afrontar las cosas, o el nivel de ansiedad que despierte la situación.
FASES DEL ESTRÉS
Sabiendo como reaccionamos ante el estrés, nos toca ver como se desarrolla este proceso dentro de nosotros. Pues al ser un proceso mas interno que externo, ocurre casi sin que nos demos cuenta. Ocurren tres fases diferenciadas:
1. Fase de alarma.- Nos acabamos de encontrar con una situación estresante. Nuestro cuerpo empieza a reaccionar. Segregamos adrenalina para activar todo nuestro organismo ante una posible lucha o una huida desesperada. Es la fase donde empezamos a experimentar la angustia y la ansiedad.
2. Fase de resistencia.- Es una prolongación de la fase primera. El cuerpo percibe que la situación perdura en el tiempo. Por lo tanto, para evitar el agotamiento del organismo, segrega unas hormonas llamadas glucorticoides, que suministran más glucosa al organismo para compensar el gasto de energía. Es en esta fase donde tomamos la decisión final: o aguantamos el tirón porque no hay más remedio, nos enfrentamos a la situación o la evitamos.
3. La fase de agotamiento.- En esta fase, ya debería de haber pasado satisfactoriamente la situación estresante. Es entonces cuando el organismo necesita de un tiempo para volver a restablecer el equilibrio químico. Sin embargo, si llegados hasta aquí , la situación no se ha resuelto o se ha unido a otro suceso que acaba de surgir, el cuerpo empieza a “agotarse”. Es un cuadro severo de estrés, en el que tanto nosotros como nuestro cuerpo pierde la capacidad de responder. Las reservas químicas y biológicas se agotan y no somos capaces de responder a las agresiones. Es en estos casos cuando empezamos a desarrollar patologías relacionadas con este estado de ánimo saturado y continuado.
Conociendo estas fases, ya debería de serte fácil contestar a la pregunta: ¿Por qué las cebras no sufren úlcera?
Mientras nos relajamos después de un largo día de trabajo, aprendamos un poco más sobre lo que ha considerado uno de los peores males de este nuevo siglo.
¿QUE ES EL ESTRÉS?
Antes de definirlo, eliminemos falsos mitos. El estrés no es ni una enfermedad, ni la consecuencia de una mala vida. El concepto del estrés aplicado a nuestra salud proviene de la física. Se refiere a “la resistencia de un cuerpo a una presión externa”. Dicho de otro modo, cuanto aguanta un cuerpo sometido a presión hasta que colapsa. Esa es la definición que aplicamos también desde la psicología y desde la salud en general.
A pesar de sus consecuencias en la salud, el estrés es una respuesta natural del organismo ante los estímulos externos. Nos ha posibilitado la supervivencia en entornos hostiles. Por eso, la filogenia ha querido que heredemos de nuestros antepasados esta capacidad para alterar nuestras capacidades ante estímulos inesperados.
¿QUÉ NOS PROVOCA EL ESTRÉS?
Las presiones externas que nos producen estrés los conocemos como “estresores”. Pueden ser por ejemplo: enfrentarse a un examen, una riña de tu jefe, que se acumule mucho trabajo y poco tiempo para hacerlo, un atasco en la carretera, el ruido de la calle… Aunque también podemos ser mas bestias y nombrar un accidente de coche, estar en un país en guerra, o cualquier catástrofe natural. Son sucesos que pueden ocurrir a lo largo de nuestra vida, del cual tenemos muy poco o nulo control sobre él, pero si nos perjudica.
Podemos definir dos tipos de estresores:
• Fastidios cotidianos.- Seguramente seras capaz de identificarlos fácilmente en los ejemplos anteriores. Son ¿POR QUÉ LAS CEBRAS NO SUFREN ÚLCERA?
Todos hemos visto (aunque sea de pasada) algún documental de naturaleza. Todos hemos visto cómo viven las cebras en la sabana africana. Parece una vida tranquila. Todo el día paseando, pastando, jugando al tres en raya…
Sin embargo, a pesar de esta vida tranquila, están rodeadas de peligros constantes: amenazas de depredadores como el león o el guepardo, otros animales peligrosos como los hipopótamos o los elefantes… No están tranquilos ni a la hora de beber en un río (cocodrilos).
Por esta regla de tres, las cebras deberían de sufrir más estrés que nosotros, los humanos. Pero no. Sufren el justo y necesario. El que deben de experimentar sólo en las situaciones de huida o de defensa de sus crías.
La cebra no está constantemente pensando en los peligros que le rodean. Solo se percata de ello cuando percibe que tiene un león cerca. Es entonces cuando empieza a activarse. Cuando realmente ve al león salir de la maleza, entonces es cuando empieza su carrera por la supervivencia. Su cuerpo tiene que ser un hervidero de adrenalina y anodynina (sustancia que calma el dolor) mientras huye de su depredador. Cuando el león se cansa de correr y desiste para centrarse en otra víctima más fácil, es cuando la cebra puede parar y descansar. Fuera de peligro, su cuerpo tiene todo el tiempo del mundo para poder restablecer el equilibrio y así, volver a su vida normal.
La cebra sufre un estrés intenso. Pero no dura mucho y tampoco es muy frecuente. Por lo que su cuerpo puede recuperarse después de cada episodio. En su caso es muy fácil. Sufre de estrés y se recupera pronto, o muere en el intento. Ahí está la respuesta a esta pregunta.
A pesar de que no vivimos en la sabana africana, y que ahora nuestros depredadores naturales son tan diferentes de lo que fueron los tigres y leones de la selva, el mundo moderno nos pone a prueba de resistencia cada día. Nada puede “curar” el estrés. Pero si lo podemos afrontar con mejor cara. Tomándonos las cosas a su justa medida y saber tomarnos nuestro tiempo libre como “válvula de escape” de toda la tensión acumulada son solo algunos de los infinitos consejos que se pueden dar para aliviar nuestro cuerpo del estrés.
Así que ya sabes. Si te sientes muy desbordado por el estrés del día a día, hazte cebra. Te recuperarás antes del estrés. Pero te comerán antes.
La cuestión inicial está planteada también en el libro del mismo título: Por qué las cebras no tienen úlcera de Robert M. Sapolsky. Es un título que analiza en profundidad el estrés y todas sus consecuencias en el organismo. Si no quieres quedarte a rayas, ya sabea a dónde acudir.
sucesos fastidiosos y molestos que nos pasan a lo largo del dia. No son muy intensos, pero si son muy continuados y constituyen la principal causa de las enfermedades inducidas por el estrés.
• Sucesos vitales.- Son sucesos (anteriormente he puesto ejemplos traumaticos, pero un suceso vital puede ser por ejemplo también el incorporarse al primer puesto de trabajo, tener un hijo o casarse) que no son tan frecuentes que ocurran en nuestra vida, pero que marcan significativamente por su efecto mas intenso. La reacción emocional ante estos estresores son muy fuertes, pero al ser menos frecuentes, hay mas margen de tiempo para poder recuperarse de ellos. Puede que esta expresión de recuperación no te quede claro ahora. Pero tranquilo, lo explicaremos más adelante.
“si se analizan los ciclos cardiacos de una persona, no se puede apreciar la diferencia entre si una persona acaba de matar a otra o ha tenido un orgasmo.”
¿CÓMO VIVIMOS EL ESTRÉS?
Da lo mismo si a lo largo del día te riñe tu jefe, o si vas andando por la sabana y te persigue un mamut de 500 kilos. La reacción de tu cuerpo ante ambos estresores es la misma. no importa el estimulo que apliques para afrontar el estrés. Importa el cómo te lo tomes y como te enfrentes a ello.
• Nivel cognitivo (ideas).- Nuestra mente, ante una situación inesperada, puede interpretarla de dos formas: o es una situación insignificante que no nos plantea nada nuevo, o es una “situación amenazante” que posiblemente ponga en riesgo nuestra integridad, de una forma u otra.
• Nivel fisiológico.- En caso de detectar un peligro, nuestro cuerpo empieza a reaccionar. Se acelera el ritmo cardiaco, segregamos adrenalina, se tensan nuestros músculos y aumenta la tensión sanguínea, aceleramos la respiración, etc. Esto prepara a nuestro cuerpo para tomar dos decisiones ante este nuevo problema: o huimos, o nos enfrentamos a la situación.
• Nivel emocional.- Independientemente de la decisión que tomemos, las reacciones físicas nos harán experimentar inquietud y mucha preocupación. Mas resumido, “ansiedad”.
• Nivel conductual (comportamiento).- Ya nos colamos en este nivel hablando de cómo se comporta nuestra fisionomía ante esta situación estresante. Podemos emprender una respuesta de huida (salimos de la situación lo antes posible), o nos enfrentamos a la situación (plantamos cara y pasamos por encima). Nuestra decisión dependerá de lo preparados que nos sintamos ante esta situación, nuestra manera común de afrontar las cosas, o el nivel de ansiedad que despierte la situación.
FASES DEL ESTRÉS
Sabiendo como reaccionamos ante el estrés, nos toca ver como se desarrolla este proceso dentro de nosotros. Pues al ser un proceso mas interno que externo, ocurre casi sin que nos demos cuenta. Ocurren tres fases diferenciadas:
1. Fase de alarma.- Nos acabamos de encontrar con una situación estresante. Nuestro cuerpo empieza a reaccionar. Segregamos adrenalina para activar todo nuestro organismo ante una posible lucha o una huida desesperada. Es la fase donde empezamos a experimentar la angustia y la ansiedad.
2. Fase de resistencia.- Es una prolongación de la fase primera. El cuerpo percibe que la situación perdura en el tiempo. Por lo tanto, para evitar el agotamiento del organismo, segrega unas hormonas llamadas glucorticoides, que suministran más glucosa al organismo para compensar el gasto de energía. Es en esta fase donde tomamos la decisión final: o aguantamos el tirón porque no hay más remedio, nos enfrentamos a la situación o la evitamos.
3. La fase de agotamiento.- En esta fase, ya debería de haber pasado satisfactoriamente la situación estresante. Es entonces cuando el organismo necesita de un tiempo para volver a restablecer el equilibrio químico. Sin embargo, si llegados hasta aquí , la situación no se ha resuelto o se ha unido a otro suceso que acaba de surgir, el cuerpo empieza a “agotarse”. Es un cuadro severo de estrés, en el que tanto nosotros como nuestro cuerpo pierde la capacidad de responder. Las reservas químicas y biológicas se agotan y no somos capaces de responder a las agresiones. Es en estos casos cuando empezamos a desarrollar patologías relacionadas con este estado de ánimo saturado y continuado.
Conociendo estas fases, ya debería de serte fácil contestar a la pregunta: ¿Por qué las cebras no sufren úlcera?
NOTA.- Desde hace mucho tiempo, se ha considerado que la úlcera de estómago era provocada solo por un factor: por la presencia o ausencia de una bacteria llamada "Helicobacter pylori". No hubo más investigaciones al respecto hasta que se descubrió que habían personas que también tenían esta bacteria y no se veían afectados por tal patología. Al parecer, en estos casos, el propio cuerpo había desarrollado los anticuerpos necesarios para poder combatirla. Entonces, ¿cuál es el factor relevante en la úlcera? La respuesta es una disminución en las defensas del organismo. El estrés continuado es capaz de reducir estas defensas, por lo que la presencia de la bacteria junto con un cuadro continuado de estrés severo son las que hacen probables la aparición de la dolencia.
¿POR QUÉ LAS CEBRAS NO SUFREN ÚLCERA?
Todos hemos visto (aunque sea de pasada) algún documental de naturaleza. Todos hemos visto cómo viven las cebras en la sabana africana. Parece una vida tranquila. Todo el día paseando, pastando, jugando al tres en raya…
Sin embargo, a pesar de esta vida tranquila, están rodeadas de peligros constantes: amenazas de depredadores como el león o el guepardo, otros animales peligrosos como los hipopótamos o los elefantes… No están tranquilos ni a la hora de beber en un río (cocodrilos).
Por esta regla de tres, las cebras deberían de sufrir más estrés que nosotros, los humanos. Pero no. Sufren el justo y necesario. El que deben de experimentar sólo en las situaciones de huida o de defensa de sus crías.
La cebra no está constantemente pensando en los peligros que le rodean. Solo se percata de ello cuando percibe que tiene un león cerca. Es entonces cuando empieza a activarse. Cuando realmente ve al león salir de la maleza, entonces es cuando empieza su carrera por la supervivencia. Su cuerpo tiene que ser un hervidero de adrenalina y anodynina (sustancia que calma el dolor) mientras huye de su depredador. Cuando el león se cansa de correr y desiste para centrarse en otra víctima más fácil, es cuando la cebra puede parar y descansar. Fuera de peligro, su cuerpo tiene todo el tiempo del mundo para poder restablecer el equilibrio y así, volver a su vida normal.
La cebra sufre un estrés intenso. Pero no dura mucho y tampoco es muy frecuente. Por lo que su cuerpo puede recuperarse después de cada episodio. En su caso es muy fácil. Sufre de estrés y se recupera pronto, o muere en el intento. Ahí está la respuesta a esta pregunta.
A pesar de que no vivimos en la sabana africana, y que ahora nuestros depredadores naturales son tan diferentes de lo que fueron los tigres y leones de la selva, el mundo moderno nos pone a prueba de resistencia cada día. Nada puede “curar” el estrés. Pero si lo podemos afrontar con mejor cara. Tomándonos las cosas a su justa medida y saber tomarnos nuestro tiempo libre como “válvula de escape” de toda la tensión acumulada son solo algunos de los infinitos consejos que se pueden dar para aliviar nuestro cuerpo del estrés.
Así que ya sabes. Si te sientes muy desbordado por el estrés del día a día, hazte cebra. Te recuperarás antes del estrés. Pero te comerán antes.
La cuestión inicial está planteada también en el libro del mismo título: Por qué las cebras no tienen úlcera de Robert M. Sapolsky. Es un título que analiza en profundidad el estrés y todas sus consecuencias en el organismo. Si no quieres quedarte a rayas, ya sabea a dónde acudir.
Todos hemos visto (aunque sea de pasada) algún documental de naturaleza. Todos hemos visto cómo viven las cebras en la sabana africana. Parece una vida tranquila. Todo el día paseando, pastando, jugando al tres en raya…
Sin embargo, a pesar de esta vida tranquila, están rodeadas de peligros constantes: amenazas de depredadores como el león o el guepardo, otros animales peligrosos como los hipopótamos o los elefantes… No están tranquilos ni a la hora de beber en un río (cocodrilos).
Por esta regla de tres, las cebras deberían de sufrir más estrés que nosotros, los humanos. Pero no. Sufren el justo y necesario. El que deben de experimentar sólo en las situaciones de huida o de defensa de sus crías.
La cebra no está constantemente pensando en los peligros que le rodean. Solo se percata de ello cuando percibe que tiene un león cerca. Es entonces cuando empieza a activarse. Cuando realmente ve al león salir de la maleza, entonces es cuando empieza su carrera por la supervivencia. Su cuerpo tiene que ser un hervidero de adrenalina y anodynina (sustancia que calma el dolor) mientras huye de su depredador. Cuando el león se cansa de correr y desiste para centrarse en otra víctima más fácil, es cuando la cebra puede parar y descansar. Fuera de peligro, su cuerpo tiene todo el tiempo del mundo para poder restablecer el equilibrio y así, volver a su vida normal.
La cebra sufre un estrés intenso. Pero no dura mucho y tampoco es muy frecuente. Por lo que su cuerpo puede recuperarse después de cada episodio. En su caso es muy fácil. Sufre de estrés y se recupera pronto, o muere en el intento. Ahí está la respuesta a esta pregunta.
A pesar de que no vivimos en la sabana africana, y que ahora nuestros depredadores naturales son tan diferentes de lo que fueron los tigres y leones de la selva, el mundo moderno nos pone a prueba de resistencia cada día. Nada puede “curar” el estrés. Pero si lo podemos afrontar con mejor cara. Tomándonos las cosas a su justa medida y saber tomarnos nuestro tiempo libre como “válvula de escape” de toda la tensión acumulada son solo algunos de los infinitos consejos que se pueden dar para aliviar nuestro cuerpo del estrés.
Así que ya sabes. Si te sientes muy desbordado por el estrés del día a día, hazte cebra. Te recuperarás antes del estrés. Pero te comerán antes.
La cuestión inicial está planteada también en el libro del mismo título: Por qué las cebras no tienen úlcera de Robert M. Sapolsky. Es un título que analiza en profundidad el estrés y todas sus consecuencias en el organismo. Si no quieres quedarte a rayas, ya sabea a dónde acudir.
El estrés se manifiesta en todos por igual. Si tomásemos un electrocardiograma de un hombre, y observásemos su activación, no sabríamos diferenciar si está enamorado o teme por su vida.
Robert M. Sapolsky